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Vamos de reverso: la escritura es vida

Desde el principio de la idea, desde que pensábamos en el servicio PrintPost y su mundo, hemos hablado de comunicación, ya sea mediante imágenes o escribiendo. Ambas son parte de un mensaje, la imagen ilustra el texto, y éste expresa, interpreta o se apoya en aquella. Hoy, siguiendo esta línea, hablamos del género epistolar, y algunas manifestaciones actuales que ustedes pueden aprovechar para enriquecer las relaciones que deseen. Escribir a alguien, detener el ritmo de vida y dedicarle unos momentos a decirle algo, significa que como poco, le tienes en cuenta. El contenido y la intención ya es otra cosa, pero le tienes en cuenta, y te sientas y le escribes, y le envías una imagen que has seleccionado para esa persona tan especial que cobra carácter de destinatario postal gracias a tí.

Hoy hablamos de Liudmila Cencoce, escritora cubana con una historia muy especial, y que convoca un concurso de cartas de amor. No hemos encontrado su sitio web, en Cuba ya sabemos lo complicado que es tener estas cosas, pero extractamos de un blog cubano:

«junio de 1994, a la vista de asombrados vecinos y transeúntes, colgó un cartel en la puerta de su céntrica casa en Sancti Spíritus. El anuncio decía: Escribanía Dollz. Se escriben cartas de amor a cualquier hora. Cartas de negocios y cartas de suicidas de 8.30 a.m. a 3.00 p.m. Y se puso a esperar con mucha paciencia.

Pasó todo un mes, y cuando Liudmila perdía las esperanzas, llegó el primer cliente. Eran cerca de las 10 de la noche; entró, se sentó en un sillón y le contó casi toda su vida. Aquello la sorprendió. Ella preparó un té y se sentó a escribir la carta solicitada. Un mes después volvió a decirle que todo había salido bien, que su mujer había regresado, la carta la había convencido

Claro que en estos 15 años transcurridos las cartas han evolucionado. Al principio parecía un juego. Ella no sabía cuál sería el resultado. Ahora cada carta que hace le parece sorprendente y natural porque hay mucha necesidad de comunicación. La cuenta de cuántas ha escrito la perdió hace mucho tiempo.

A tres lustros del día en que se le ocurrió colocar aquel provocador cartel en la puerta de su casa, la Escribanía Dollz es mucho más que una idea retadora. Liudmila, ante todo, es poeta, y este proyecto le ha dado la posibilidad de conocer a muchas personas, crear una especie de cofradía con un grupo literario denominado Los Escribanos.

Al grupo se sumó su esposo Julio Neyra, quien le propuso a Liudmila refundar la Escribanía para convertirla en un proyecto comunitario, además de las cartas de amor. Ahora tiene un carácter más abierto. Allí se hacen exposiciones de pintura, un concurso internacional de cartas de amor, se invitan personalidades para que den conferencias, lecturas, presentaciones de libros.

Tal rareza de oficio —en Cuba no existe otra idea semejante—, podría haber convertido a Liudmila  en un ser diferente a los demás. Pero ella sigue siendo la misma muchacha menuda y sencilla de siempre, que le gusta caminar a la sombra, cocinar, cuidar de sus perros y gatos, preferir la hora de la tarde, las noches claras y leer los mismos libros y escuchar las mismas canciones.

Liudmila es licenciada en Literatura y Español, trabaja en el Centro Provincial del Libro y la Literatura, como editora de la publicación Luminaria. Al parecer es la única escribana de cartas de amor en Cuba. En el siglo XIX los escribanos se ocupaban de asuntos legales, compras, ventas de los esclavos; no hacían cartas de amor. La última escribanía que hubo en Sancti Spíritus fue en 1899.»

Las bases del concurso las pueden encontrar en esta publicación, y es curioso, fíjense en las señas postales a las que escribir, Liudmila es una institución en Cuba, y el servicio postal cubano no precisa de más indicaciones que las siguientes:

“Escribanía Dollz” ubicada en la ciudad de Sancti Spíritus

El arte, el bueno, no precisa más explicaciones, y eso lo saben hasta los carteros cubanos. Máxime si cumple esa función social tan especial. Hasta pronto.

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